Erasmo Fernández: La tragedia como elemento cotidiano


 

CIUDAD MCY.- Uno de los autores contemporáneos que representa con mayor fidelidad la esencia de la urbe de cualquier región de Venezuela es sin lugar a duda Erasmo Fernández, quien nació en la población de Chivacoa, estado Yaracuy, en el año 1946.

Aunque nacido en otra entidad venezolana, el poeta Erasmo Fernández ha hecho buena parte de su vida literaria en Aragua, específicamente en la ciudad de Maracay. Es por ello que actualmente se le reconoce no como uno de los autores aragüeños más importantes, sino el mayor de todos.

De un lugar a otro, mochila al hombro, se le ha visto contemplando y escribiendo; viviendo y sintiendo la poesía de la calle, llena de sentimiento. La pluma escribe sin destino lo que piensa, lo que siente. El orden es indistinto, pues lo que cuenta es lo vivido:

La noche tiene dueño: el bien y el mal; / que en fusión espejean / el mismo gentilicio bajo la oscuridad. / No tendrá escapatoria el trashumante, / el aguacero caerá sobre él sin mengua; / con frío, enchumbado estará / si no busca un alero, un café bien / caliente y un cigarro.

Para entablar una conversación con este poeta, es preciso convertirse en cómplice de un estilo de vida outsider que degustamos a través de las obras legadas por escritores de la talla de Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs o Charles Bukowski, por citar algunos autores que explotaron sus vivencias hasta convertirlas en su principal fuente de inspiración.

Este encuentro no es casual / no me asombra / A mí a quien aflige una palabra / este recogimiento no es un acto primario / Lo voy a reforzar / cambiar / Lo entrego hecho poema.

Dicen que llegó junto a su familia a Maracay en 1958, tras la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, cuando contaba con unos once o doce años de edad, y desde entonces dio inicio a su formación autodidacta. Entre sus recuerdos aún se mantiene vivo el primer día que puso sus pies en la Casa de la Cultura de Maracay. Fue en el año 1974, cuando se celebraba la Semana de los Artistas Jóvenes, a la cual acudió gente de todas partes. 

Por la mente de aquel irreverente joven, que había abierto sus ojos ante el mar de la literatura a través de unos textos de Andrés Bello, Víctor Hugo, Horacio Quiroga, Pablo Neruda y Arnaldo Acosta Bello, entre otros, jamás se asomó la posibilidad de conocer a algún poeta reconocido.

Pues resulta que allí estuvo Ernesto Cardenal, quien, por cierto, estuvo a punto de ser linchado por unos franquistas cuando leyó el poema Marilyn Monroe en una churuata en la Casa de la Cultura, y un grupo de jóvenes –entre ellos Erasmo- lo llevó a La Taurina para protegerlo.

Años más tarde, cuando Erasmo Fernández participó en el II Festival Internacional de Poesía, coincidió una mañana con él en el Hotel Caracas Hilton y le dijo: “Poeta, ¿usted se acuerda de Maracay, en 1974, cuando unos tipos lo querían joder y unos muchachos se lo llevaron a un bar?”. Le respondió que sí. “Pues, uno de esos muchachos que lo protegieron era yo”, dijo.

En los años 70, Fernández conformó junto a Jaime Betancourt y Zoraida García, entre otros, un grupo denominado Los Malditos, el cual era sinónimo de irreverencia y locura creativa que abofeteaba el rostro de las instituciones y los patrones establecidos. 

De aquella experiencia quedaron algunos poemas plasmados en Cuadernos del fondo de la casa: No tengo nada que cerrar / asegurar / no hay ventana / puerta / farmacia / yo no tengo nada que cerrar / Todos se encerraron en sus casas y yo afuera / Mis propiedades son afuera / Aquí donde abro bien los ojos para el sueño.

Con respecto al peculiar nombre de este grupo literario, nos contó su origen el mismo Erasmo: “En una oportunidad, cuando fuimos invitados a una lectura en el Teatro Ateneo de Maracay, colocaron en la cartelera ‘Hoy Los Malditos’ y quedamos bautizados con ese nombre. Recuerdo que en ese tiempo fue designado como secretario de Cultura un tipo de la izquierda y este invitó a Carlos Zerpa para que hiciera una exposición, llamada Cada quien con santo propio. Eran unas obras tan profanas que hasta vino un cura a tumbar la exposición y botaron al secretario de Cultura y los demás funcionarios renunciaron”.

En cuanto a los temas que le motivan a escribir, reconoció que en su obra se refleja todo ese maremágnum de imposibilidades de sobrevivir en una ciudad metafórica, incluidos los otros seres que también sobreviven en ella, porque a su juicio, a todo hombre que se inicie en la poesía, lo primero que le atrae es su tragedia.

Este traje lo entregaré encogido / harto en sopor / con hambre / Tanto uso lo ha cansado y veo / con dolor su deterioro / A veces cuando son frías las madrugadas o un astro / se desdobla / Se queda dormido en el perchero y lo contemplo / niño / sumamente inocente.


RAFAEL ORTEGA
Colaborador

Comentarios

  1. un saludo al poeta Erasmo; con quien, junto al gran Manuel Cabesa, he compartido la tertulia maracayera cuando visito esa ciudad. En deuda

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